Yo soy de esos casos de filósofos que se sienten a veces fuera de lugar. Mientras estudiaba la licenciatura en filosofía, en algún punto entre segundo y tercero, me comencé a interesar en profundidad por la ciencia, a la que dedicaba más tiempo y lecturas que a muchas de las asignaturas de la carrera. Una gran cantidad de parcelas de la filosofía me resultaban un absoluto tedio y la filosofía de la ciencia se convirtió en el único campo que consideraba de interés real, especialmente la cuestión de la demarcación y el problema de la pseudociencia. Al licenciarme, rebusqué entre la oferta de másters oficiales y, entre todos los máster inespecíficos que eran, más o menos, un sexto de carrera, encontré este. Para mí un máster debe de un proceso de especialización, y no veo ningún sentido a tener que pasar por cursos de estética, filosofía posmoderna francesa o filosofía medieval si a uno lo que le interesa es la filosofía de la ciencia. Para aprender esas cosas ya está la carrera. Así que me decidí a matricularme y puedo asegurar que la experiencia fue muy satisfactoria.

Lo que me empujó a dar el salto fue la existencia de varias líneas dentro de la, bastante abundante, oferta de cursos del máster. Ello hace que sea aún más específico y que lo que se estudia se amolde a los intereses de cada uno. Además, el hecho de ser interuniversitario da pie a conectarte con gente de toda España y a que tenga tener un panel de profesores realmente extraordinario. El que sea semipresencial te permite mucha flexibilidad también a la hora de planificar tu trabajo, pero que nadie se engañe porque el programa es bastante exigente. Y creo que esa es el verdadero punto fuerte de este máster: apretar, elevar el nivel y sacar lo mejor del alumno. No es un máster sencillo, pero es un máster en el que se aprende mucho y se refinan considerablemente las habilidades como investigador.

Actualmente estoy en el programa doctoral, en la Universidad de Valencia. El programa también es flexible aunque exigente, y me ha permitido realizar estancias de investigación en Estados Unidos y Bélgica. Después de la experiencia tanto del máster como del doctorado no puedo más que recomendarlos a todo aquel a quien le guste la filosofía de la ciencia o la teoría de la argumentación y quiera estudiarlas en profundidad. No hay otros programas parecidos a estos que se acerquen en especificidad y nivel.