En el presente trabajo pretendemos dar cuenta del papel de la metáfora científica en la consolidación de una retórica revolucionaria. Según Bustos (2000) en las últimas décadas los estudios sobre la metáfora han proliferado en gran medida y en diferentes disciplinas, como la psicología, la sociología, la teoría de la ciencia, la inteligencia artificial, entre otras. En lo que respecta a la metáfora científica, encontramos que una de las pioneras en la reivindicación de la importancia de la metáfora en la ciencia fue M. Hesse (1966, 1974). En sus trabajos, hizo hincapié en el papel de la metáfora en la progresión del conocimiento científico, de tal forma que rechazó las posturas positivistas de la ciencia que descartaban a la metáfora como un elemento presente y necesario en la elaboración de teorías científicas (Bustos, 2000). En esta línea de pensamiento encontramos también a teóricos como Boyd (1993) o Hoffman (1980), quienes han concebido a la metáfora como un elemento constitutivo de conocimiento. Así, Hoffman (1980) reconoce diferentes funciones que la metáfora cumple en la ciencia, de las cuales podemos mencionar su contribución en la formulación de hipótesis y la conformación de conceptualizaciones que permiten comprender todo un ámbito de la realidad. En cuanto a Boyd (1993), su propuesta centra el análisis en la función de las metáforas en el cambio teórico, pues considera que el lenguaje metafórico permite fijar la referencia de conceptos desconocidos por los científicos. Dentro de los estudios retóricos sobre ciencia, los aportes de Locke (1997) han permitido asumir, también desde una postura antipositivista, que la escritura científica se produce mediante diferentes decisiones retóricas con el objetivo de argumentar a favor de hipótesis de trabajo. El autor reconoce, a su vez, que muchos conceptos no pueden ser pensados sin apelar a expresiones metafóricas, por lo que el lenguaje científico debe ser entendido en un sentido más complejo del propuesto por el paradigma positivista.
En nuestro trabajo, partimos de asumir, junto con Locke (1997), que el estilo oficial de la ciencia provoca una limitación en la presentación de ideas nuevas por lo que los cambios de paradigma se logran a partir de textos que presentan una retórica revolucionaria. Entendemos que la metáfora científica es uno de los elementos que contribuyen a la consolidación de ese tipo de retórica, ya que por su carácter de novedad y de discurso abierto, permite introducir nuevas ideas funcionando a la vez como elemento de persuasión.
Asumiendo esta hipótesis, entonces, nuestro objetivo es explicar de qué manera la metáfora contribuye a la creación de nuevas explicaciones conceptuales en una disciplina. Al respecto, asumimos que la metáfora científica cumple un doble papel. Por un lado, constituye un elemento de fijación de la referencia de conceptos sobre los cuales se desconoce su estructura interna (Boyd, 1993). En este sentido, tiene una función constitutiva del conocimiento que, por su carácter abierto, crea un espacio de producción de ideas. Esa nueva forma de explicar la realidad, entonces, promueve nuevas investigaciones en vez de limitarlas, por lo que entendemos que la metáfora moviliza al lector a crear conocimiento. Por otro lado, consideramos que la metáfora científica cumple una función de persuasión en el intercambio de conocimiento entre investigadores. Con este último punto intentamos enfatizar sobre el hecho de que la metáfora, por ser un elemento que parte del conocimiento compartido dentro de una comunidad científica, permite que los miembros de esa comunidad se acerquen a la explicación del nuevo contenido y así puedan evaluar su productividad para la disciplina. De esta manera, la metáfora científica es una herramienta de cambio pues por su posibilidad de crear nuevas explicaciones, constituye un elemento que permite modificar ideas preconcebidas y así argumentar a favor de una nueva visión.
En función de dar cuenta de nuestras hipótesis, analizaremos el caso de la metáfora computacional en psicología cognitiva, en tanto que la misma constituye un ejemplo de metáfora constitutiva de conocimiento que permite el cambio teórico (Boyd, 1993). Así, en el análisis, nos interesará ahondar en el vacío conceptual que suple la metáfora y en los argumentos que permite construir con el fin de persuadir a los lectores sobre la nueva explicación propuesta.