En las primeras décadas del siglo XX surgía y se consolidaba la teoría de la relatividad de Einstein como teoría general de la naturaleza sustituyendo la teoría de Newton. Esto parecía invalidar la filosofía de Kant, pues sobre el aparente carácter universal y necesario de la física de Newton (y la geometría euclídea) Kant edificó su doctrina de los juicios sintéticos a priori. La autoridad de Schlick y su habilidad retórica para poner la cuestión en sus propios términos, insistiendo en la denominación “convención”, contribuyó en gran medida a que el debate entre la filosofía kantiana y empirista sobre la teoría de la relatividad terminara con la victoria de Schlick y del nuevo empirismo lógico. La filosofía de Kant parecía haber sido refutada por la teoría de la relatividad, y el neopositivismo se erigía como la filosofía correcta para interpretar la física. Esto frustró la consolidación de interpretaciones neokantianas de la teoría de Einstein que existían en la época como las del joven Reichenbach, Cassirer o las de los matemáticos Weyl y Eddington. Inspirados en algunas ideas de los anteriores, algunos autores han propuesto en las últimas décadas visiones kantianas sólidas de la teoría de la relatividad, y de la ciencia física en general, revitalizando así una cuestión que parecía haber sido zanjada por los neopositivistas en los años veinte. Para tratar esta cuestión examinaremos primero qué papel desempeña la ciencia de Newton en la filosofía de Kant. Posteriormente repasaremos el debate de principios del siglo XX entre neokantianos y neopositivistas, centrándonos en los argumentos de algunos autores, más que en hacer un exposición histórica de las etapas e intervenciones del debate. Y el último punto tratará de dar una respuesta, siempre problemática, a cuál puede ser una interpretación kantiana de la teoría de la relatividad, y por tanto, de la física matemática moderna.