Una forma de dar cuenta de la normatividad esencial del lenguaje y el pensamiento es decir que, cuando seguimos una regla, respondemos ante el mundo. Sostener esto supone aceptar que un modo de especificar el significado y el contenido pueda ser referir a un hecho. Saul Kripke defendió una concepción de la doctrina wittgensteniana sobre seguimiento de reglas contraria a la idea de que podamos referir a hechos como el significado de nuestras palabras. El problema es que, con este paso, se perdería la normatividad del lenguaje y el pensamiento, ya que no hay una autoridad ante la que responder cuando seguimos una regla. Esa ha sido la posición de John McDowell. Para McDowell, por otra parte, la enseñanza de Wittgenstein será el haber mostrado que el seguimiento de reglas no se puede explicar como un mecanismo psicológico por el que salvaríamos un hueco entre la regla y la acción. Si asumimos esto, no tendríamos que encontrar problemática la idea de que respondamos ante el mundo cuando seguimos una regla. Ahora, la cuestión será cómo explicar esta fricción entre mente y mundo. La estrategia empirista ha sido apelar a la imagen del tribunal de la experiencia. Sin embargo, el rechazo de los dogmas del empirismo parece poner en cuestión la posibilidad de que la experiencia opere como una justificación. La crítica de McDowell al Mito de lo Dado será, sin embargo, una vía para mostrar cómo la experiencia puede jugar un rol justificatorio. Desde esta perspectiva, se tratará de establecer una conexión racional entre significado y experiencia. Si bien, la viabilidad de la propuesta de McDowell demanda una reevaluación de la posición que mantuvieron Williard V. O. Quine y Donald Davidson frente a los distintos dogmas del empirismo.