La ciencia necesita constantemente intercambiar conocimientos e ideas. Y es aquí donde dentro de la comunicación científica, la correspondencia juega un papel importante. En la época victoriana (s. XIX) tras la reforma del sistema de correo (1840), la sociedad experimentó cambios significativos en el ámbito social, económico, político, pero sobre todo en el científico. Ya que, si bien el saber era comunicado a través de los libros y revistas, estos no tenían la capacidad de llegar a toda la sociedad. En cambio, la correspondencia sí, puesto que era más económica, más rápida y espontánea para expresar ideas, lo que facilitaba que fuese empleada como herramienta para el intercambio de conocimiento científico.
El presente trabajo tiene como objetivo, precisamente, mostrar la importancia que tuvo la correspondencia en la actividad investigadora de Charles Darwin. Nos apoyamos en las diversas biografías de este científico, donde se hace referencia a las más de 15.000 cartas suyas. Asimismo, también nos proponemos explicar la forma en que la correspondencia con otros investigadores sirvió de canal de comunicación científica, contribuyendo de forma destacada en la configuración de su teoría evolutiva plasmada en su obra El origen de las especies.
Palabras claves: Red de corresponsales, sistema de correo victoriano, divulgación de la ciencia, teoría evolutiva.