El uso diario de las tecnologías de la información y la comunicación se puede estudiar atendiendo a tres niveles: hardware, software y Red. En cada uno de ellos se pueden encontrar injusticias que responden a dos tendencias generales. Por una parte, la opacidad frente al diseño del artefacto en cuestión; por otra, una creciente centralización de los servicios en unos pocos nodos. Esta circunstancia, además de presentar carencias en cuanto a seguridad y eficiencia, va claramente en detrimento de la autonomía de quienes usan estas tecnologías, facilitando su explotación y vigilancia. En el presente trabajo se ofrecen dos posibles respuestas a la situación, ejemplificada paradigmáticamente en la computación en nube. Desde la metafísica, una apuesta por una ontología materialista que nos permita dar cuenta de la naturaleza del software y nos aleje del idealismo digital; desde la ética y la política, una lucha por los derechos digitales en tres niveles: el de los estados-nación (regulación de las empresas), el institucional (entrañabilidad de los diseños) y el individual (descentralización de nuestra actividad digital).