La práctica lógica actual asume que la noción central de consecuencia lógica está adecuadamente caracterizada mediante los métodos de la Teoría de Modelos. La definición canónica ofrecida por Tarski presupone Teoría de Conjuntos y un compromiso con una interpretación concreta de la noción intuitiva de consecuencia lógica. En particular, que ésta es una relación que depende de la estructura lógica de los enunciados implicados en ella y que es preservadora de la verdad. El problema de adecuación surge al poner en duda que esos rasgos sean necesarios y suficientes para determinar que un enunciado sea consecuencia lógica de otros porque no permiten evidenciar el supuesto aspecto modal que debería contener la relación. En este ensayo se muestran los compromisos filosóficos que deben considerarse tanto para afirmar que la definición de Tarski es adecuada como para negarlo. La definición de la Teoría de Modelos asume una noción pre-teórica que no es sustancialmente modal. Las conclusiones que se extraen radican en que, dado que no existe una única noción intuitiva de consecuencia lógica que podamos elucidar, es posible que la definición que propone Tarski sea adecuada pero que no excluya otras concepciones que caractericen otros rasgos también relevantes para la consecuencia lógica.