La filosofía moderna ha tendido a prestar escasa atención al discurso metafórico. Esta situación cambió en la segunda mitad del siglo XX, cuando diversas corrientes de investigación dentro de la filosofía del lenguaje y la cognición comenzaron a interesarse por  la metáfora. No obstante, dichas corrientes se han centrado fundamentalmente en las funciones cognitivas y comunicativas del discurso metafórico, dejando de lado sus usos puramente estéticos. El objetivo de este trabajo es explorar las funciones de los discursos estéticos, y de las metáforas dentro de ellos, y examinar si tales funciones presentan algún componente cognitivo.

En la primera parte del trabajo, se ha defendido (siguiendo a Lakoff y sus colaboradores) que ciertos tipos de discurso genuinamente metafórico participan en el lenguaje cotidiano – frente a quienes asocian el lenguaje metafórico exclusivamente con la poesía. Sin embargo, las metáforas también intervienen destacadamente en usos poéticos o creativos del lenguaje, en los que no siempre es fácil hallar una función cognitiva o comunicativa inmediata. En la segunda parte del trabajo, se ha investigado qué diferencia a las metáforas presentes en discursos cotidianos de las presentes en discursos poéticos, y en general qué distingue el lenguaje poético del cotidiano. La conclusión alcanzada es que la diferencia no se halla en el tipo de lenguaje empleado en cada tipo de discurso, sino más bien en el uso que el lenguaje recibe. En la última parte del trabajo, propongo que en los discursos estéticos buscamos reconocer patrones regulares. Este reconocimiento de patrones nos proporciona placer, y ha sido beneficioso evolutivamente porque incentiva la búsqueda de relaciones y regularidades en el entorno – lo cual supone una ventaja para la resolución de problemas y la coordinación de actividades –. De este modo, las actividades estéticas estimulan el desarrollo y refinamiento de nuestras habilidades cognitivas y comunicativas.