Tradicionalmente, las teorías de la cognición extendida se han centrado en caracterizar (fenomenológicamente) el uso de los artefactos como transparente para el usuario, refiriéndose a la automaticidad y falta de reflexión consciente con la que se emplean. Sin embargo, críticas recientes fruto de la aparición de nuevas tecnologías, principalmente digitales y de gran complejidad, han cuestionado que esta sea la única caracterización posible de la experiencia extendida y, en un giro en el sentido de la transparencia, han propuesto la necesidad de considerar también una transparencia reflexiva que permita acceder a los mecanismos regulativos de los artefactos. El presente trabajo recogerá este debate y establecerá un paralelismo con debates relativamente clásicos sobre el papel de la racionalidad en la acción y la ejecución habilidosa. Con ello, se podrá concluir que, igual que como solución para estos debates se pueden proponer modelos que incluyan aspectos regulativos en la ejecución de la acción (sin por ello perder su carácter situado), la cognición extendida también debe dar cuenta de las posibilidades de regulación que ofrecen los artefactos. Por tanto, consideraremos que, además de la transparencia-en-uso, la transparencia reflexiva debe considerarse una dimensión de integración en la cognición extendida, algo que tiene implicaciones no solo filosóficas sino también aplicadas al diseño de los nuevos artefactos técnicos.